sábado, 6 de julio de 2013

Refugio

Oleo sobre lienzo
40 x 60 cm




Cuando comprendes el lenguaje del viento, susurros que transportan los idiomas de la naturaleza…
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Cuando al escuchar el rio distingues la queja al romper con una roca de la risa del discurrir alegre…
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Cuando al abrir los ojos estas unido a la roca que te presta su superficie por el contacto de tu piel contra la suya…
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Es entonces cuando comprendes que es imposible explicar algunas cosas con palabras.
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La magia que implica comprender parte y todo de esta maravilla que denominamos naturaleza es un acto de vivencia, de experiencia, de intimidad con un entorno que abandonamos hace mucho tiempo pero que siempre nos recibe con un anhelante “bienvenido a casa”.
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Y el rio me guiña un ojo con forma de reflejo luminoso, y los pájaros siguen a lo suyo, y mis manos siguen acariciando la musgosa piel de una roca que ya es mi amiga más que mi soporte, y otra lagrima resbala por mi mejilla como testigo de las ausencias que extraño a mi lado en un momento tan hermoso.

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